martes, 27 de enero de 2009

¡Qué verano! (II)

Al fin llegaron las lluvias, así se puede disfrutar del verano: unos días de calor y otros fresquitos, la combinación perfecta para poder descansar como corresponde, más aún para aquellos que como opción estival sólo salimos a la vereda.

¿Si esperaba la lluvia por el campo? Ah! Sí, sííííí… Que les llueva pobre gente. Al final me estoy encariñando. Bue, más o menos, me parece muy interesante la idea e intención de algunos de los dirigentes agrarios de participar en política, de insertarse en los lugares donde se discuten o deciden las cosas importantes del país, como el Congreso (ja ja ja), ya hicieron la experiencia de la ruta y les fue muy bien, pues que avancen, pero que lo hagan de una manera coherente, porque eso de andar coqueteando con cualquier opositor es bastante peligroso. Hay bastante neoliberal suelto dando vuelta por ahí y si mal no recuerdo, con los Menem y los Cavallo al campo no le fue muy bien.

Y ya que estamos con la política, que bueno esto del canje, me decidí a cambiar al Vieja… de la vieja cocina hablo, que quede claro… Pero, desde mis más rudimentarios conocimientos de economía, me pregunté una tarde de inspiración filosófica y lamentos de clasemediavenidaamásquemenos: ¿es necesario un plan canje de cocinas, heladeras u otros artefactos? ¿no significa eso un endeudamiento para los trabajadores? ¿no sería mejor, más digno y gratificante, un buen aumento de sueldo y que cada uno se compre lo que quiera, lo que necesita, lo que satisfaga sus deseos? ¿qué el trabajador recupere el poder adquisitivo y se constituya de esa manera como un ciudadano libre, dueño de si mismo, de sus propias decisiones?

“Consuman, es la mejor forma de cuidar los puestos de trabajo” o “así no pierden sus puestos de trabajo”, dijo más o menos la señora presidente de los argentinos… Señora, consumo, el único problema es que con mi poder de consumo llego a cruzar el medio mes de pura casualidad, después tengo que alternar entre la libreta y la tarjeta hasta llegar a la siguiente fecha de cobro. No pensara Cristina que con los excedentes del salario docente estaremos invirtiendo en algún fondo de inversión, en acciones de la bolsa o, lo que es peor, poniéndola en la Islas Caiman a la espera de ver que pasa con la crisis Mundial…

Por favor, al final no entiendo su keynesianismo, dicen que lo son, pero no hacen las cosas que sugería el economista inglés. Ah! Debe ser como esto de ser peronista… ¿qué son los peronistas? Se me ocurrió preguntarle a un accastelista. Gracias, le dije espantado, busco por otro lado.

Así es como ando con mis lamentos veraniegos, que caminando a la deriva me encontré con una señora que andaba chocha de la vida. Qué suerte la suya, atiné a decir; ¿qué la hace tan feliz?, pregunté… Obama, me respondió… Ahhhhh no! Saben cómo me subió la sensación térmica, pero no le dije nada, la dejé seguir con su felicidad a cuestas, aunque debería haberle dicho que esta bueno el cierre de Guantánamo, pero que el morocho antes de pensar en el mundo está pensando en rescatar a su país del desastre económico y social en que lo sumergió la era Bush y ¡guarda! Que a ese rescate no lo vayamos a terminar pagando nosotros y cuando digo nosotros hago referencia a las naciones del último mundo, dentro del que está inserta la Argentina.

Medio cansado de Obama, Cristina y la pésima oposición que ésta tiene, me puse a contar monedas e invité a los pibes al cine, tamaña sorpresa me pegué cuando ví que estaba cerrado. Primero pensé que era por vacaciones, está bien, reflexioné, se las merecen; pero resulta que está cerrado cerrado y que ahorita para ver una película hay que irse hasta el Paseo (que queda en plumas verdes), porque el dueño del Opera (uy que antiguo) estudió el fenómeno de los cines y dicen que se corrieron a las afuera de las ciudades: ¿los cines que están en el Olmos, en Córdoba, están entonces en las periferias de la capital provincial?

Me da pena, el cine era una salida accesible para muchas personas, familias digamos, y haberlo sacado del centro no me parece piola, pero es un negocio privado y él sabrá… Ahora me revienta que nos tomen de pelotudos con argumentos pelotudos, hasta donde conozco la mayor parte de los cines que aún subsisten están en las zonas centrales de las ciudades… Ojalá que tenga suerte.

Mientras tanto, iremos de vez en cuando al espacio INCAA, que está bueno. Me vi la película de la Arrostito, la Montonera. ¿Habrán ido los chicos de la JP villamariense? Supongo que sí y espero que algo hayan aprendido.

Hasta la próxima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Casi un ensayo filosófico urbano lo suyo!! Ja ja
Seguí escribiendo!
Rosana