jueves, 22 de enero de 2009

¡Qué verano!

Definitivamente instalado o resignado en casa, disfrutando (¡!) de las vacaciones ante la imposibilidad de salir de la ciudad aunque sea por un par de días, decidimos aprovechar las bondades de aquí.

Así es como nos calzamos los cascos y salimos a dar vueltas por la costanera en moto, ni que hablar de la sensación térmica en la cabeza, pero lo importante, dijimos, es respetar la ley. Apenas cruzamos el puente nos encontramos con una de las jóvenes y dulces agentes de tránsito. Ja! Pensé con cierta sorna, hacele la boleta a otro; sin embargo ahí nomás nos cruzamos un unos pibes de no más de quince años que iban muy piolas en sus motos y oh! Sorpresa, pasaron al ladito de la misma agente sin que ésta nada les dijera.

Dos cuadras más allá nos habíamos cruzado como con cincuenta motos y apenas si una o dos iban en regla, otras tantas llevaban el casco protegiendo el codo y desde las cómodas reposeras de un bar unos pibes nos miraban como diciendo pobre gente… o sea, mirá esos boludos.

En consecuencia, decidimos dejar las motos en casa y salir a caminar por la nueva y flamante costanera. La cosa pintaba linda, estaba linda realmente, hasta que a los pocos metros apareció una señora o señorita muy bien paseando un rotwailer, que jadeaba y miraba con ojos de hambre. Guauuu! Al paso nos pegó una toreada que nos dejó el corazón en la boca, sobre todo a los pibes, que les tienen terror. Porque no le compran un bosal estos hdp.

Ya pasó, no es nada, les dijimos, mientras nos alejábamos y la señora o señorita retaba al can como si este fuera a entenderla… Disculpas, ni ahí. No terminó de pasarsenos el susto cuando apareció otra bella dama con un bulldog; suficiente, nos cruzamos hacia la orilla del río.

Íbamos cómodamente bordeando la costa del lago y PUM uno de los pibes besó el suelo, porque se le enganchó la zapatilla en una madera que ya estaba levantada. No puede ser, dije, si hace quince días nomás que las pusieron. ¡Con lo caro que eso salió!

Decidimos madrugar el día que pasaba el Dakar por Villa María, qué bueno que estuvo!!! Por ahí me lo encontré al lord enojadísimo… Es que la caravana pasó por la ‘Pesada’ y no por la nueva costanera, mirá la ciudad que estaba mostrando… ¿Era o no para enojarse?

Bueno lo del Dakar porque fue un espectáculo inolvidable y gratis, pero por suerte no va a ser el único, ya se viene la Fiesta del Lago… ¿Qué? ¿Cómo? ¿La suspendieron? ¿No se hace? Ah! Se quemaron toda la plata con los cuetes, pero y los argumentos de las celebraciones populares que leí en El Diario, digo, no cuentan más…

Aprovechando los días de ocio se me ocurrió hacerme un chequeo médico, análisis y todas esas cosas. Macho, me dijo el doctor, el colesterol está un poquito alto, ¿Y? Pregunté ingenuamente, aflojale al asado de falda, me respondió. Guacho, me garcó mal y ya estoy hasta acá con la ensalada de tomate, fresquita pero cansó.

Por suerte el río se puso lindo y a la sombra de unos viejos árboles del parque de Villa Nueva encontré mi lugar.

Hasta la próxima.

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