miércoles, 5 de agosto de 2009

Se vienen

Por Eduardo Aliverti

La única diferencia con otrora es que no cuentan con el partido militar, que siempre les resolvió sus negocios a costa de golpes y terrorismo de Estado. Por el momento, tampoco cuentan con algún fantoche capaz de asegurarles conducción política firme. Pero están en eso. Los impulsan las virtudes populistas del kirchnerismo. Y los ayudan los errores y horrores del comando presidencial.

Para empezar por lo segundo: una cosa es que haya fallas de interpretación política, que las puede tener cualquiera, y otra, que en lugar de simples o hasta severas deficiencias de ese tipo ocurra, directamente, una enajenación de la realidad. Esto es lo que sucede, por ejemplo, cuando Cristina habla de un país donde el kilo de pan no llega a los 4 pesos. O cuando cita al salario mínimo como el más alto de la historia a valores comparativos, con un contexto de 40 por ciento de trabajadores en negro a los que el discurso oficialista no registra nunca. O cuando su esposo se pretende víctima de la “vieja política”, en alusión al aparato del peronismo bonaerense que él eligió como aliado, sin ejercitar una mínima autocrítica. Cabe preguntarse si no hay nadie en el entorno kirchnerista que prevenga sobre estos papelones insondables; o si esa gente existe, pero lo único válido es el humor con que la pareja se despierta en Olivos. La tentación es adjudicar estos derrapes a problemas comunicacionales, que vaya si los hay, y muy ostensibles. Pero si se afina la lectura, habrá de concluirse en la obviedad de que la comunicación es efecto antes que causa. Los Kirchner, hoy, comunican no lo mejor sino lo peor de lo que son. Aquello que sirvió en la primera etapa de su gestión, para marcar la cancha desde una autoridad ejecutiva muy fuerte y necesarísima, siendo que partieron de poco más del 20 por ciento de votos en una Argentina desolada y desconfiada, se convirtió en el anverso. No, desde ya, porque se trate de presentar una imagen diluida. Todo lo contrario: la debilidad con que emergieron del 28 de junio impone actuar con un perfil audaz de relanzamiento del mando. Y menos que menos es cuestión de ceder a las extorsiones corporativas, porque eso sería sencillamente su fin ya mismo. No pasa por echar a Moreno, ni por ese Consejo de la Magistratura que no le importa a nadie, ni por caer vencidos ante presiones gauchócratas que redundarían en un desfinanciamiento gravísimo de las arcas públicas. Nada de lo que hagan en ese sentido alcanzará. Nada. Acaban de sufrir los primeros botones de muestra. Presentaron el proyecto para limitar los superpoderes del Ejecutivo, que fue casi la nave insignia de la perorata opositora, y ahora les dicen que el problema no es ése sino los decretos de necesidad y urgencia. Aumentaron el subsidio para los tamberos y les avisan que no es suficiente. Porque no quieren leche, quieren soja. Quieren todo el país tapizado de soja y los tambos son un obstáculo. De manera que no, no pasa por ahí. Pasa porque en lugar de fugar hacia adelante lo hacen para atrás. Se encierran en sí mismos. No convocan a los aliados naturales y potenciales, más que para diluirlos junto con la derecha en un escenario de “diálogo” protocolar que sólo se impuso para ganar tiempo. No concretan ni muchas ni algunas de las iniciativas reactivadoras que anunciaron, como el despegue de créditos para la vivienda o el fomento a las pymes. Sólo se sostienen, en términos de política salarial y paz social consecuente, con la efectivización (dato nada menor, claro) de las paritarias. Hay la sensación de que quieren mucho más subsistir que revivir, bien que no a como sea sino conservando rasgos de verba y accionar progresistas que, sin embargo, corren riesgo de dilución.

Buen momento para que sobrevengan unas preguntas retóricas. ¿Es por algo de todo esto y de sus adyacencias que se putea a los Kirchner? ¿Son la arrogancia de Cristina y las desmesuras estilísticas de su marido lo que irrita a campestres, medios, obispos y tilingos de la City, de barrio o de apellido compuesto? ¿Es Morenolandia lo que desata la furia de formadores de precios que los forman como más les place en la inflación real? ¿Así que ahora la derecha se preocupa por la independencia de los jueces? ¿Se estrechan los contactos entre Cobos y De Narváez porque los inquieta la salud republicana? El geométrico crecimiento de la fortuna del matrimonio, el avión y el barco usados por el ex secretario de Transporte, las andanzas con los empresarios amigos de juego y constructoras, ¿son lo que enardece a los opositores de negocios con el Estado, de prensa a su servicio, de traición a la fuerza que los incluyó en una fórmula presidencial? Qué extraordinario. Es tan notable, que hasta algunos de los propios partisanos agromediáticos tuvieron que ponerle paño tibio a lo sucedido la semana pasada en la “asamblea” de productores de la Rural, a pura ropa típica de tonos cuidadosamente opacos mientras sus mujeres recorrían el predio con sus botas tejanas de carpincho y sus sacones de zorro colorado canadiense. Igual que la puta montonera que nos gobierna con su glaciar y sus collares, dirán el cogotudaje y su coro de comadres y compadres de batón mental, pierden de vista que llorar la Biblia con el calefón no se trasunta de la misma manera. Gritaron, allí, en la Rural, en la sede del golpismo, que el campo no da más, que no hay que transar nada, que Martínez de Hoz se merece un monumento y que el agro tiene que conducir la “transición” hasta 2011. Fue tan un show de la patota sojera que, después, el tránsfuga de Buzzi y algún otro intentaron bajar un cambio, porque se percataron la imposibilidad de no coincidir con la descripción de lo ocurrido como el comunicado número uno de la Junta Militar.

Un Gobierno de palabras más encendidas que eficaces, pero con ciertos apliques ejecutivos de centroizquierda, ha desatado esta furia. Sólo con eso. Es el conjunto lo que no aguantan. Dentro de él hay ingredientes a los que ya están resignados, aunque nunca del todo. Las retenciones, el acomodo del dólar a valor de sus fauces, el retiro del Estado hacia un rincón de bobo contemplativo como no sea para proteger su seguridad a tiro limpio, son las aristas principales de una rabia de clase que tampoco digiere a los milicos en cana; los enfrentamientos con la Iglesia; el ¿todavía? intento de regular a los tiburones mediáticos; una política exterior alejada de la órbita del Imperio. Y jamás perdonarán la reestatización del sistema jubilatorio. Jamás.

Más vale que los K empiecen a articular un arco de alianzas amplio. Debería incluir con inteligencia a porciones del radicalismo que, por lo bajo y (más por lo bajo aún), conscientes de su histórica incapacidad para gobernar, andan asustados con lo que se viene si esta derecha, hoy sin más timón que la facción agraria y las corporaciones de prensa, encuentra un horizonte de liderazgo.

domingo, 2 de agosto de 2009

El Piki

por Carlos del Frade

(APe).- El barrio de Almagro fue noticia nacional. Superó sus límites y se alojó en la geografía nacional a partir del copamiento y toma de rehenes -tres mujeres y un hombre- que produjo el Piki, un adolescente de dieciséis años, en una perfumería de la zona.

Los grandes medios de comunicación difundieron que el muchacho tiene veinte causas penales y arreciaron los pedidos para bajar la edad de imputabilidad de los pibes. En realidad los prontuarios son más precisos: Piki tiene dieciséis años y fue detenido diecinueve veces.

¿Cuántas veces lo ayudaron a Piki en sus dieciséis años?

Piki mantuvo a los rehenes a punta de cuchillo.

¿Alguien le dio una mano para cortar su suerte?

La noticia dice que Piki se entregó después de hablar por teléfono con su mamá.

¿Hubo alguien más que le habló a Piki en todos estos años?

Dicen los medios de comunicación que los pibes del barrio apuntan que el Piki es “muy jetón, siempre quiere figurar, es una ladilla”.

¿Habrá algún registro de todo lo que Piki quiso jetonear a lo largo de su vida?

-No es un pibe jodido ni violento. Los polis de la comisaría octava lo odian y siempre le echan la culpa de todo -dijo otro chico que lo conoce.

¿Quiénes le joderán la vida a los pibes que son como Piki?

“...pidió una pizza y unas gaseosas; cuando se las entregaron, rogó que lo dejaran comer tranquilo y que luego de cenar se iba a entregar. Pero eso no ocurrió. ‘Este barrio está muy peligroso. A mi hija cada dos meses le roban un celular. El pibe parecía el actor cómico Fidel Pintos: se asomaba y ponía su mano cerca de la cintura como agarrando un arma, pero era obvio que no tenía nada’, dijo un vecino que vio el operativo desde la ventana de su cuarto. En la puerta de un Banco Nación la policía armó el centro de operaciones. A las doce y media de la noche llegaron al lugar la madre y el hermano de Piki. Hablaron por celular y pactaron que cada media hora iba a dejar en libertad a un rehén, y así fue”, cuentan las crónicas.

¿Cuánto hacía que Piki no comía una pizza calentita?

Lo llevaron a la comisaría novena y por la mañana fue trasladado al instituto de menores Roca, en Floresta. Después fue indagado por la jueza de menores número 3, la doctora Julia Marano Sanchís.

La carátula de la causa es “robo y privación ilegítima de la libertad”.

¿Quiénes fueron los que le robaron la niñez al Piki y lo privaron de gozar de la libertad?

Durante las horas que duró el asalto frustrado, las grandes radios dejaban oír las condenas de los oyentes que pedían prisión para los pibes como Piki. Que estaban de acuerdo en aplicar la baja en la edad de imputabilidad.

¿Quiénes les roban los tiempos del juego, el estudio y la alegría a los miles de Piki que pueblan las grandes ciudades de la Argentina?

Una voz, sin embargo, dijo algo distinto.

Su madre, en medio de semejante coro de condenas, dijo algo que debería ser tenido en cuenta: “Antes de que la droga lo lastime, él era Juan Manuel, mi hijo adorado. Pero ahora, por la droga mi hijo se convirtió en un engendro. Yo no lo quiero así”, sostuvo la señora.

¿Alguien habrá escuchado a la mamá de Piki?

Fuentes de datos:
Diarios Crítica de la Argentina y Clarín