miércoles, 9 de julio de 2008

Habia una vez un banco...

Menem, de la Sota, Accastello, Schiaretti, los Kirchner… Gobiernos peronistas todos, sin embargo, cuántas cosas se extrañan de aquellos viejos gobiernos peronistas –ya sé, dirán “otro que se quedó en el ‘45”– que se interesaban por la suerte del pueblo, que se preocupaban por su bienestar.

Una época donde la política se interesaba por solucionar los problemas de la gente y no sólo los de los políticos o “los privados”, sin ir más lejos, ante el conflicto con el campo tenía en las juntas de granos y carnes entes reguladores, creó instituciones como el aguinaldo, las vacaciones, las obras sociales, etcétera, etcétera, y en cuanto al tema de la vivienda instituyó el Banco Hipotecario Nacional (BHN), una vía a través de la cual cientos de argentinos hicieron realidad el sueño de la casa propia.

Una casa de verdad. Sin punto de comparación con las cuatro paredes del plan villamariense “Eva Perón”, que mancilla el nombre de Evita, o los negocios inmobiliarios que se proponen desde el poder con los bienes públicos o los ghetos que constituyeron los barrios “ciudad” en la capital provincial.

El BHN fue el instrumento de la política de vivienda del gobierno peronista, la principal herramienta con que contó para hacer frente al problema, pero por obra y gracia del menemismo el Hipotecario ya no es nacional, fue privatizado a principio de los noventa y olvidados quedaron los objetivos con los que el peronismo le dio vida, perdió la amplitud, agilidad y soltura que lo obligaba a desempeñar la función económica y social que le había sido encomendada.

A través del Hipotecario se procuró otorgar la mayor ayuda y los máximos beneficios a las personas menos pudientes, con preferencia a los jefes de familia, obreros o trabajadores modestos. Y con ese fin el Banco amplió las facilidades de sus préstamos, instituyéndose créditos de fomento, con los márgenes de garantía totalmente cubiertos, pues sus importes alcanzan el 100% del valor de los inmuebles afectados, tales características se complementaban con un seguro de vida del deudor, para destinar su importe al pago de la deuda hipotecaria en la eventualidad de la muerte del titular. Se trataban especialmente las operaciones destinadas a construir casas de departamentos, para habitación de propietarios, socios de cooperativas, de mutualidades o de sociedades de responsabilidad limitada, casas colectivas para alquilar módicamente, para levantar hoteles de turismo, salas de espectáculos públicos, clínicas, establecimientos de enseñanza y fincas de verano. Del mismo modo se contemplaban financiaciones para urbanizar o crear nuevos barrios familiares.

Corresponde destacar la importante actuación cumplida por el BHN para la eliminación progresiva de los precarios e insalubres alojamientos conocidos como "villas miseria" por medio de la erección de barrios de emergencia compuestos por viviendas transitorias, pero higiénicas y dignas.

Lo concreto es que ese valioso y añorado instrumento ya no existe, “los privados” (ya lo dije en ocasiones anteriores, no es ilícito ser privado e intentar obtener una renta, el tema es cuando los políticos hacen política con la lógica de los privados) se adueñaron de todo, hasta del BHN, donde conseguir un crédito para construir, ampliar o remodelar una vivienda no escapa a las generales del mercado financiero, una esfera inaccesible para el común de los trabajadores.

El sueño de la casa propia o de la ampliación para mejorar sus condiciones de vida está muy lejos de los trabajadores que salen cuando el sol asoma y regresan al caer éste, entonces uno no entiende bien de qué se trata cuando los peronistas (¿peronistas?) actuales hablan de interés general o distribución de la riqueza… No queda otra, entonces, que seguir contemplando como al abrigo de la “fiesta sojera” unos pocos siguen sumando m2 en mansiones, complejos de departamentos, propiedades horizontales y otras de las muchas posibilidades que ofrece el negocio inmobiliario.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este comentario acerca de esta nota en realidad llegó al mail de una amiga, esta me la reenvió y me pareció muy interesante publicarlo (sin perdir permiso, sabra disculpar la autora)y compartirlo con quienes siguen mi blog:

"Vienen a mi mente tantos recuerdos de infancia. Mi padre, obrero ferroviario, solicitando el crédito al Banco Hipotecario, la alegría familiar cuando le fue otorgado, la autoconstrucción de nuestra casa ( ahora vive allí mi hija Leticia), tantos sábados y domingos correteando entre ladrillos,baldes, mezcla, palas y cucharas, la cooperación entre vecinos para techar o hacer las conexiones de luz o de agua, o para el reboque fino........La alegría de mi familia y la de los vecinos cuando todos terminábamos una etapa y llegaba el dinero para seguir a la próxima.... Y cuando ya lista entramos en nuestro hogar, no importaba que todavía nos faltara la luz ( bien que llegó más tarde al barrio), ni que para llenar el tanque cada miembro dela familia tuviera diariamente que dar 40 bombeadas,por supuesto, nosotros los más pequeños sólo la mitad o que para tener algo fresco en verano debieramos comprar las barras de hielo....No, no importaba nada de eso, porque ese era nuestro hogar , el que construimos con nuestras manos, elque nos albergaría para siempre.
Y mirá si lo hizo, ahora siguen allí mi hija, su esposo y mis nietos construyendo hogar.

Menen robó tantas partes de mi historia o las vació de sentido...
Parecerá tonto,pero cuando privatizó los ferrocarriles, en mi casa, tuvimos la sensación de que nuestra historia ferroviaria ya no tenía sentido. Mi padre, que se sentía parte de la construcciión de esta nación desde su trabajo conciente y responsable en el ferrocarril, pensó que toda su vida de trabajo perdía sus sentido. Porque ser ferroviario, nos daba identidad.
¿Parece tonto?, no, nuestros sentimientos no lo son y fue así".

A Marcelo, muy buena la nota!
GRACIELA de CELIS