sábado, 12 de julio de 2008

Acerca de los patrimonios: diciendo y justificando

Días atrás la sociedad se sorprendía por los patrimonios declarados por los legisladores cordobeses de la Unicameral, aunque, cierto es, sin ruborizarse… En la política de hoy se sabe, los Sabattini ya no existen.

Que un millón más, que un millón menos, uno no puede dejar de preguntarse cómo es posible que gente que vive de la política desde que uno tiene uso de razón haya podido amasar tamaña fortuna desde la función pública, mientras que por casa se subsiste con un salario que corre con la lengua afuera a la inflación.

A la luz de las desigualdades que se observan a lo largo de ancho de la provincia de Córdoba, sin ir más lejos con los casos de desnutrición en La Calera (en las puertas mismas de la propia Córdoba capital, sede del poder), la cuestión ya no pasa sólo por difundir el patrimonio, diría que hasta es ofensivo.

¿Cómo es posible que un legislador tenga depósitos en dólares, autos importados, casas que valen cientos de pesos, etcétera, mientras la gran mayoría de la población padece en mayor o menor medida las consecuencias de las políticas económicas?

Creo que es hora de ir más profundo, de tirar la plomada al fondo, y que cada uno de estos funcionarios no sólo declare su patrimonio sino también que lo justifique.

Y si aparece la mentada “herencia”, se encargarán los organismos oficiales de (AFIP, por ejemplo) de confirmar si ese “pariente” tenía tal bien y lo dejó en manos del susodicho… No es bueno para la sociedad saber las cosas a medias, la verdad debe ser completa.

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