martes, 13 de mayo de 2008

Otra vez el campo!!!

Otra vez el campo. La historia se repite, harta y ha comenzado a producir una enorme sensación de hastío, bizarra… una disputa entre dos de los sectores con mayor nivel económico del país, el campo y, lamentablemente, la política, que tiene como espectadores privilegiados a esa amplia franja de la población que queda al margen de la famosa distribución de la riqueza.

Así estamos los trabajadores, observando como la inflación se devora nuestros salarios, como se fue a 130 pesos la misma compra que el mes pasado en el supermercado equivalía a 100 (obvio que ese no es el 0,8 % que dice el Gobierno)… Así estamos los trabajadores cordobeses, por ejemplo, amenazados por su gobernador con el descuento de los días de paro frente al reclamo obligado por la falta de una respuesta seria frente a la pérdida del poder adquisitivo que experimentaron las correspondientes mensualidades… Así estamos los trabajadores, recibiendo suspensiones en los frigoríficos, en las metalúrgicas…

Y ahí está el campo, peleando por unos cientos de miles más, por unos cientos de miles menos, discutiendo y buscando el apoyo de una sociedad (excluyendo a los deciles más altos, como el industrial o el comercio concentrado) que ni por asomo llega en una año a obtener con su trabajo la ganancia que en meses produce una cosecha de soja y que se traduce en 4x4, casas suntuosas en barrios residenciales, departamentos, viajes al exterior, entre vanidades varias.

Protestando andan los chacareros y oligarcas con todas las garantías que se establecen en la Constitución, pero claro está, sin respetar las del resto de los ciudadanos, sometiéndolos al desabastecimiento de productos esenciales y a una inflación desopilante –que dicho sea de paso aprovechan los mismos sectores que se enriquecieron en épocas pasadas–.

Allá está el Gobierno, cada vez más distante del pueblo que lo votó, diciendo distribuir una riqueza que no distribuye y acumula en reservas, lanzando obras propias del delirio menemista, como lo es el tren bala (se acuerden del cohete a la luna o el viaje espacial a Japón de media hora), cuando por mucho, muchísimo menos de lo que se piensa gastar se podría renovar el decadente tendido ferroviario actual, lo que no sólo generaría puestos de trabajo, sino también un considerable ahorro de energía no renovable, es decir: petróleo… (aún en manos extranjeras, que envidia Evo), sin controlar los precios y con una larga lista de etcéteras, de cuentas pendientes con los sectores populares de nuestro país, con aquellos que pasan hambre, que no pueden educarse ni cuidar su salud.

Córdoba, la isla. Presten atención a estas declaraciones de Carlos Caserio, ministro de Gobierno cordobés: “Lo que tributan los productores en impuestos no es lo que vale la tierra. Si el impuesto inmobiliario rural sigue en su valor histórico no es porque no sepamos que la tierra vale más sino que es una política para compensar a los productores de otras pérdidas (…) esa es la mejor demostración de que estamos a favor del campo”… ¡Buenísimo! ¿Podría entonces el señor gobernador de Córdoba responder cuál es la política para compensar a los trabajadores de la educación, la salud o la administración pública para compensarlos de sus pérdidas mensuales?

Y respondió, con la amenaza del descuento del paro que los gremios estatales llevarán adelante este miércoles… al campo, mientras tanto, le podría adelantar, dar o financiar lo que la Nación les retendría… ¿Gobierno popular? De acá…

¿Y por casa como andamos? Bien, gracias. Con Accastello jugándose por los Kirchner como en su momento lo hizo por Menem y más tarde por de la Sota, un hombre de amplio espectro ideológico, podría decirse; con el opositor Costa –funcionario schiarettista– en un rol patético exigiéndole una definición en torno al conflicto a su ex amigo y hoy rival; con el resto de la oposición ausente de toda ausencia… Un nivel de la puta madre el de la dirigencia villamariense.

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