viernes, 25 de enero de 2008

Un edificio aquí, otro más allá y...

El crecimiento horizontal en Villa María es motivo de un nuevo análisis ante la inminente movilización de un barrio de la ciudad para evitar que dentro de sus límites se erija un edificio de varias plantas.

La sensación de este boom villamariense de la construcción es que tiene un desarrollo anárquico o descontrolado, que cualquiera que disponga de un dinero puede comprar un lote dentro de la ciudad –construido o no– y edificar en él lo que quiera –especialmente una propiedad horizontal–, sin importar dónde.

Así es como se han empezado a ver edificios en zonas residenciales, en sectores de casas bajas, patios amplios, fuera de los cuatro bulevares y a pocas cuadras del centro; lugares donde Doña Rosa sale en enagua a tender la ropa o la vecina más favorecida en verano toma sol muy ligera de ropas, donde asomarse al patio es un acto privado, un espacio íntimo, violado o violentado por los “nuevos vecinos” que ahora observan desde el balcón.

En muchas partes del mundo, del país y la provincia está reglamentada la construcción de propiedades horizontales, por diversas cuestiones, pero reglamentado al fin. Sin ir más lejos está presente el ejemplo de los vecinos de Caballito, en Capital Federal, que se opusieron con éxito a la construcción de elevadas torres en un espacio que precisamente permitía la circulación de aire y la entrada de sol dentro de ese sector porteño atestado de edificios.

¿Por qué no, entonces, reglamentar al respecto en Villa María? O bien, ¿por qué no adaptar la legislación vigente?

Se debería circunscribir las obras de propiedades horizontales a un determinado sector de la ciudad, el centro, dentro de los cuatro bulevares, para generar un crecimiento ordenado en una población esencialmente trabajadora que aprovecha y disfruta de las bondades del crecimiento racional que tuvo Villa María a lo largo de la historia, para preservar el patrimonio arquitectónico y cultural de los espacios que se fueron conformando con el transcurrir de los años, entre otras muchas razones que Doña Rosa o Don José podrían explicarle ahora que salir al patio, por ejemplo en el barrio Ameghino o Lamadrid o Almirante Brown, ya no es como antes…

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